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Portland se llevó de nuevo una victoria en la prórroga que deja bien a las claras que nuestro joven equipo debe de analizar muchas cosas de su juego, pero por encima de todo ha de observar dos principalmente.
No se pueden perder las ventajas sustanciosas que en algunas ocasiones hemos tenido y que han invitado a nuestros rivales a volver al partido en lugar de echarlos fuera del mismo de manera definitiva. Hay que ir a la yugular cuando estén heridos y no llenarnos de posesiones repletas de pérdidas de balón o de falta de acierto en esos momentos críticos que pueden inclinar la balanza hacia una victoria fácil o un final ajustado que deje todo en un 50-50 de probabilidades para cada equipo.
Esto último me lleva al segundo punto que los Rockets han de cuidar con especial cuidado en esta temporada y es gestionar bien los ataques finales en los partidos en los que todo se decide en el último instante. Esta derrota me trae a la mente la derrota frente a Miami y nos deja un poco inquietantes sobre el tema de cómo jugarse una última posesión en la que nos jugamos la victoria.
Pero por encima de todo el primer punto de las ventajas en el ecuador del partido y que no se consolidan para dejar sentenciado el partido. Ya llevamos nueve partidos de temporada regular y sucedió en Detroit y Atlanta (logrando la victoria Houston, pero no sentenciando cuando se pudo haber hecho), sucedió frente a Miami (dejando que Lebrond James nos ajusticiase con su tremenda calidad) y sucedió en Portland (cuando trece puntos a punto de terminar la primera parte, parecía una cómoda renta sobre la que cimentar el despeje en el tercer cuarto).
Nada de eso sucedió y finalmente el balance de victorias derrotas se vuelve a desequilibrar en nuestra contra, justa ahora que los nuevos Lakers de Mike D´Antoni y los Chicago Bulls se posicionan en nuestro horizonte, amenazando empeorar el balance de los Rockets considerablemente.
James Harden volvió a ser el motor que tiró de la maquinaria de Houston, con 29 puntos (8 de 18 en tiros de campo, con 2 de 4 en triples), seis rebotes y seis asistencias. Un motor que se vio muy bien secundado por el resto del quinteto titular al lograr todos ellos dobles dígitos en anotación y proporcionar así una menor presión anotadora al líder del equipo, que de este modo recibía la ayuda necesaria para mantener a los Rockers en una anotación considerablemente elevada y en contienda por la victoria, sin necesidad de que nuestro escolta se tuviese que marcar un partido antológico.
Chandler Parsons, con 19 puntos (9 de 15 en tiros de campo) y 11 rebotes (nueve de ellos en defensa), logró dobles dígitos, al igual que Omer Asik, que anotó 15 puntos (6 de 11 en tiros de de campo) y 16 rebotes (7 en ataque y 9 en defensa), dejando una vez más muy buenas sensaciones a la fanaticada de los Rockets.
Quizás un solo punto que no me termina de convencer de su juego, es que me gustaría que fuese un poco más contundente cuando esté cerca del aro y la meta hacia abajo, sin permitir que nadie le pare con tapones que no debería de permitir. Esto le ocurrió en alguna ocasión en el partido frente a los Hornets, con Anthony Davis de coprotagonista de la acción, y también le ocurrió frente a los Blazers cuando el partido estaba en su momento más decisivo.
Patrick Patterson también se unió a la fiesta y logró anotar 16 puntos, pero sin lograr el doble-doble, que si logró Jeremy Lin, que con 11 puntos (3 de 8 en tiros de campo) y 11 asistencias, si se apuntó al carro del doble-doble, junto con Parsons y Asik.
El porcentaje de tiro del taiwanés sigue pareciéndome bajo, pero su número de asistencias subió hasta un punto muy aceptable y ventajoso para la distribución de juego de los Rockets y lo que ello conlleva.
Desde la banca, los 16 puntos de Marcus Morris (4 de 6 en triples) y los 9 Toney Douglas (0 de 5 en triples y 5 de 5 en tiros libres) volvieron a ser vitales, llevando ellos el peso del apoyo de la segunda línea de Houston.
Pero finalmente todos estos números no sirvieron de nada frente a los 35 puntos de Nicolas Batum (que registró de este modo su mejor marca anotadora a nivel personal), los 29 puntos que anotó LaMarcus Aldridge y los 27 puntos del novato Damian Lillard (16 de los 21 últimos puntos de Blazers).
Ahora toca ponerse las pilas frente a Lakers, Jazz y Bulls en los tres próximos enfrentamientos para determinar si los Rockets pueden terminar este mes con opciones de tener un balance positivo, o al menos lo más equilibrado posible, lo que sería muy determinante en la moral de cara a las aspiraciones de nuestro equipo en esta temporada.
Conforme pasa el tiempo, vemos que llegar a la postemporada va a ser una difícil tarea, pero que los Rockets tienen calidad sobrada para poder afrontar con éxito esta tarea. ¿Podremos adquirir la experiencia necesaria para poder alcanzar este éxito? ¿Tendremos la salud necesaria para poder estar aspirando a este éxito durante toda la temporada?
Poco a poco… ya se verá.
Hasta muy pronto desde España.