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La victoria de los Houston Dynamo en la final de la Conferencia Este de la MLS y su inminente partido final por el título, que le enfrentará a los L.A. Galaxy, era un entrante magnífico para introducir el duelo que Rockets y Lakers tendrían en el Staples Center.
Sin embargo la fiesta de los amantes del deporte de Houston, que previamente pudieron ver como los Texans lograban vencer en casa frente a los Jaguars en un intenso partido (que tan solo se decidió en la prórroga), no pudo ser completa al ver como nuestros Rockets caían ante unos Lakers que ciertamente se mostraron superiores.
Once puntos de ventaja lograron los Lakers al final del encuentro. Justamente los mismos puntos de diferencia que lograron los angelinos en el primer cuarto, en donde encajamos la friolera de 40 puntos. Obviamente la defensa empezó de dejar claros signos de que no iba a tener su noche y los 119 puntos con los que terminaron la noche los de oro y púrpura así lo certificó.
Fue una pena que en un partido en el que los nuestros llegaron a tener guarismos anotadores elevados (terminamos con 108 puntos y cuatro jugadores con dobles dígitos anotadores), se nos escapase de este modo… una vez más. Lakers, Blazers, Heat… Si el ataque logra anotar una media de 111 puntos en estos tres partidos y en todos ellos la derrota aparece en nuestro casillero, habrá que plantearse mejores, más en cuestiones defensivas que ofensivas.
Jeremy Lin, quizás sea un caso un tanto especial, ya que su escasa aportación ofensiva (tan solo 5 puntos en los más de 30 minutos que estuvo en la pista) y su pobre porcentaje de tiro (2 de 9 en tiros de campo), encienden de algún modo las alarmas de los Rockets. Y las enciende porque la aportación de nuestro base es vital para optar a la victoria en cada juego, al margen de que haya repartido 10 asistencias (como en el caso del partido frente a los Lakers) y que el peso anotador de Houston esté empezando a repartirse entre James Harden y Chandler Parsons.
Parsons si que dio un recital de acierto, logrando 24 puntos, con un acierto de 8 de 10 en tiros de campo (4 de 5 en triples) y 4 de 5 en tiros libres. Con ello empieza a reinvidicar su sitio dentro del roster de Houston y comenzamos a ver como Harden no está solo en las tareas ofensivas. Un punto por cierto, que se antojaba fundamental para poder lograr equilibrar el juego del equipo.
Este aspecto lo tenemos y los 20 puntos de Harden lo confirman. No recae sobre él la plena y total responsabilidad del ataque de los Rockets, sino que con 7 asistencias en su haber, se demuestra que el peso anotador se reparte cada vez más, a pesar de que sobre Harden deba de recaer el liderazgo del equipo y su responsabilidad en el momento en el que el balón queme más.
Omer Asik volvió a tener una buena noche reboteadora y anotadora, pero no al mismo nivel que en anteriores partidos, ya que en ambas facetas del juego no pudo lograr los dobles dígitos. Algo que casi logra Patrick Patterson, que a sus 14 puntos, pudo sumar 8 rebotes.
En lo referente a la banca de los Rockets, Carlos Delfino no pudo jugar por culpa de una dolencia y Marcus Morris se encargó en esta ocasión de tirar del carro de la segunda línea, con sus 12 puntos, con la muy estimada ayuda de Terrence Jones que logró anotar 8 puntos, capturar cuatro rebotes y repartir 3 asistencias en los casi 20 minutos que estuvo en la cancha, llegando a poner en pie al Staples Center con un tremendo mate sobre Jodie Meeks.
Pero nada de esto paró a los Lakers que vieron como Pau Gasol alcanzaba los 15.000 puntos en temporada regular en la NBA y como Bryant registraba su decimoctavo triple-doble de su carrera con 22 puntos, 11 rebotes y 11 asistencias, mientras que Howard, con 28 tantos y 13 rebotes, confirmó que poco a poco se va activando juego más y más, en su versión más óptima.
Ahora toca vencer a nuestros queridos “amigos” los Jazz, para no ver caer en exceso nuestro balance, antes de la visita de los Bulls. Semana que empieza fuerte. Semana en la que esperemos que los Rockets respondan como es debido.
Hasta muy pronto desde España.