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Al analizar el problema que ha sufrido Royce White en los últimos días, varias cosas se me vienen a la mente, pero lo primero de todo es que cuando surge un problema, siempre hay que buscar (y encontrar) una solución.
Royce White no ha desatado un huracán sobre la temporada que se avecina para los Rockets. Cierto es que a nadie le agrada que se hayan producido estos acontecimientos, y menos a él que es el más afectado por el asunto, pero sus problemas con la ansiedad y que incluyen su miedo a volar (algo muy serio para un jugador de baloncesto de la NBA) no les eran desconocidos para los dirigentes de Houston cuando decidieron elegirle en el puesto 16 del pasado Draft. Él jamás ha ocultado que la ansiedad que padece era algo intrínseco a él. Y con esa condición, los Rockets le aceptaron en la familia cuando le eligieron en el Draft. Y es que desde los diez años, White lleva luchando contra este serio problema. Un problema que por no serle desconocido, estoy convencido de que sabrá como afrontarlo y superarlo.
A aquellos que puedan dudar sobre su futuro en la NBA, yo les diría si se han preguntado siguiente: ¿Cómo es posible que si un jugador de baloncesto sufre estos trastornos (que son más comunes de lo que mucha gente piensa y que pueden afectar tanto a nuestra vida cotidiana) ha llegado a convertirse en un primera ronda del Draft, con tan buenas perspectivas de futuro, si atendemos a su calidad en cancha?
La única respuesta a eso es que lo ha conseguido a base de perseverancia, trabajo y sobre todo, gracias a que no se ha rendido a su enfermedad.
Sin duda debe de ser muy duro combatir esta situación, yo de hecho no me puedo ni imaginar lo que se debe de sentir con esto encima, pero lo que está claro es que ese espíritu combativo que le ha llevado a ser un jugador de NBA, le seguirá acompañando ahora que tiene que volver a dar un paso al frente. El paso definitivo que le permitirá tener la oportunidad de triunfar en la NBA y en la vida, ya que dar este paso al frente no solo es una victoria para el White profesional de los Rockets, sino también para Royce White como persona (y no me cabe duda de que la victoria sería aún más importante para la persona que para el profesional).
Y soy muy optimista, respecto al desenlace de su batalla contra la ansiedad, por dos cuestiones básicas.
La primera es su pasado. A pesar de estar sometido a la presión de poder alcanzar su sueño de alcanzar la NBA y la ansiedad que ello le pudo ocasionar, no se perdió ni un partido jugando para Iowa St. el año pasado, ni ha tenido problemas de esta índole cuando ha estado en Houston, ni en otro momento de la offseason, ni tampoco su ansiedad le ha llevado a perderse ningún partido de la liga de verano de Las Vegas. Inmejorables referencias para invitar al optimismo.
Lo segundo es la actitud que White está tomando ante su ansiedad. Es cierto que no pudo presentarse al campamento de entrenamiento en McAllen, pero el no ha desaparecido del mapa, sino que ha dado la cara. Y del mismo modo que buscó una solución cuando llegó el momento del Draft y no asistió a la ceremonia, siguiéndola desde casa, del mismo modo responsable ha actuado ahora, buscando una solución a esta situación y planteándosela a los Rockets, mostrando de este modo una actitud activa de cara a solucionar sus problemas y poder incorporarse lo antes posible, a la disciplina del equipo.
Lo propuesto por él a los Rockets es poder viajar en bus para disputar los partidos lejos del Toyota Center, en un ambiente para acogedor para él, que le reduzca su estado de ansiedad, en aquellos partidos en los que sea razonablemente viable un viaje por carretera.
A esto los Rockets han sido conscientes de su responsabilidad en el tema y parecen que han sido receptivos ante las peticiones que White solicitaba, tratando de llegar a un entendimiento con el jugador, de modo que se pueda llegar a un acuerdo en cuanto a la hoja de ruta a seguir, que le permita a White superar sus miedos y así poder lograr ayudar a los Rockets en esta nueva etapa que la franquicia va a comenzar.
Un plan de dieta adecuada, un alojamiento en los partidos fuera de casa conveniente, un transporte para los partidos fuera de casa que no le intensifiquen la ansiedad… Todo está por ver como se concreta, pero lo cierto es que la actitud ante este problema es la adeuda. Se podrá estar de acuerdo en que esto es o no viable, pero lo cierto es que ante un problema, ambas partes están optando por buscar una solución. Y del mismo modo que los Rockets se comprometieron con White, apostando por su futuro, ahora toca apostar igual de fuerte para encontrar la solución que permita a White ser una de las piezas clave de los Rockets de esta temporada y del futuro.
Para el éxito de esta operación, sus compañeros y técnicos será importantísimos, ya que de ellos dependerá y mucho que White empiece a superarlo todo y a vencer la batalla más dura que le se plantea día a día.
Yo apuesto por White… ¿Y tú?
Hasta pronto desde España.